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11 junio 2012

¡La Operación!

Me alegra saber que muchas personas han leido esta página. Espero que así como leen, difunda mi mensaje; es muy importante comunicarle a esas personas que piensan que están solos en el mundo y que no logran ver la salida, que se atascan en sus "problemas" y no logran ver cuantas bendiciones hay en sus vidas.

Ser hijos de un mismo Dios, es una bendición tan grande, como la vida misma; tener familia, amigos, allegados, personas que preguntan ¿como estas? o simplemente un lugar para dormir. 

Mirar al cielo y darte cuenta que alguien te cuida y no dudar ni por un segundo que cuando pides se te concede; pero todos olvidamos que al pedir derechos, trae deberes también. Por ejemplo: Si alguien pide paciencia, DIOS te pone a prueba a ver si la pones en práctica. Las pruebas que te ponga El, serán las que debes pasar con facilidad, pues Dios no te hará cargar una cruz mas pesada de la que tu puedas cargar.

Hace un par de semanas no veia el día en que me fuesen a operar. 
Llegado el Lunes 28 de mayo, bien temprano me internan en el hospital para llevarme a quirófano a primera hora del día siguiente:
La noche; se me fue en un abrir y cerrar de ojos; a la mañana siguiente, la enfermera me pide que me prepare y estoy lista.
6:00 am: me visten y me dejan en al sala de espera para el quirófano; un pasillo no tan amplio donde llevan a los pacientes a esperar que lleguen uno a uno los doctores que estarán de turno ese día. Unos llegan en camilla y otros en sillas de rueda.
7:00 am: Llegan poco a poco el personal que asiste, enfermeras, camilleros, doctores asistentes, estudiantes; y los pacientes (en ayunas) tratando de no ser tan evidentes el nudo en la garganta o las caras de corderito en matadero. El susto de ver a los doctores llegando no es tan facil de disimular.
8:00 am: Llegan los doctores de cabecera, listos y uniformados para entrar en quirófano; las caras de los pacientes van palideciendo a medida que ven a los cirujanos llegar, es incluso un poco cómico imaginarse a uno mismo, más o menos la cara al ver al paciente en la camilla de al lado; todos en pelotas con una delgada bata y gorrito azul esperando el turno para ser operados.
9 y 10:00 am: Han pasado un par de pacientes ya, con cara palidecidas del susto cuando toman la silla de ruedas y los empujan por ese largo y frío pasillo hasta la sala de cirujía "El Pabellón" (así se llama); mientras cada caso es distinto, yo con un hambre atroz desde la noche anterior y mi cirujano preguntandome si tiemblo del susto; pero en realidad es el frío que hace en esa sala el que hace que uno se sienta como un trozo de carne en la nevera. Esperando que el anestesiólogo llegara, pues parece que se había ido a su casa sin saber que estaba de guardia; hasta que me pasan por ese largo y complicado laberinto de habitaciones, que ni siquiera recuerdo bien como llegar de tantas vueltas que me dieron en esa camilla.
11:00 am y aquí perdi la cuenta de la hora; pues ya en la cama de cirujía, me encontraba charlando con los doctores que me iban a operar mientras se alistaba el anestesiólgo, mientras probaban los equipos, mientras le colocan todos esos cablecitos que hacen sonar ese ruido peculiar que muchos conocen. Bip! - Bip! - Bip! esos eran mis signos vitales. Muy amablemente les pedi que me fueran contando paso a paso lo que iban hacer y como funcionaban todos esos cablecitos que me hacían dar más frío del que ya tenía. (al entrar a un quirófano, debes preguntar qué te van hacer?)
Sin recordar ninguna de las respuestas que me dieron, despierto bastante adolorida (me atropellaron, metafóricamente) y con un par de drenajes, importantes para la recuperación y para que uno no se ahogue con los fluídos que salen después de la operación; era una sala muy grande, eran muchas camillas, llenas de pacientes quejumbrosos y adoloridos; cada uno recién salidos de pabellón exitosamente -según me cuentan luego- y cada caso distinto al otro. Es increíble cuántas personas podrán ser operadas un mismo día? No lo sé, olvidé preguntar.
Por la tarde, atontada por la anestesia y adolorida por la operación, me trasladan de un lugar a otro para exámenes de rutina, sólo para chequear que todo estuviera en orden; en el camino, medio dormida logro distinguir un grupo de ojitos curiosos que se asoman para tratar ver mi rostro -era mi familia- entre mi asombro; tratando de levantar la mano para expresar que estoy bien me despido y logran llevarme a la habitación, donde habían otras dos pacientes, una señora mayor esperando su turno y otra más joven operada el día anterior. Cada cierto tiempo despertaba y me encontraba con el mismo dolor, pero más tranquila, con mi familia en un lado.

Así pasaron los días y poco a poco mejorando, el dolor ya no era tan intenso y la atención médica era de primera calidad. El Hospital Universitario Antonio María Pineda, está lleno de una gran cantidad de Doctores y aprendices, de excelente calidad; El personal de enfermería necesita un poco mas de apoyo, pero tienen un calor humano increíble; la verdad no me puedo quejar. Lamentablemente no a todas las personas tienen la suerte que tuve durante este proceso; pero debo decirles, que no todas las personas piden a Dios, como yo lo hice. En cada momento, cada mañana, cada visita; cada instante debe ser agradecido a DIOS, sólo El dispone de esas personas; y sólo El es capaz de poner en tu camino todo cuanto bienestar le pidas. 

Sólo a DIOS le concedo mi eterna gratitud por enviar en mi ayuda a todas esas personas maravillosas que trataron mi caso; los Doctores principales Dr. Useche y Dra. Andreína, y el batallón de Drs graduados, estudiantes y aspirantes que estuvieron tan pendientes siempre. A las enfermeras en cada uno de sus turnos, Licenciadas y bachilleres por su atención. Que Dios les siga bendiciendo, les proteja y les colme de más sabiduría y calor humano para que los guíe a cada uno en sus caminos.

A Dios gracias por fortalecer la Fe en mi familia, por alentar cada día a mis padres, en una lucha constante por el bienestar de mis hermanos y el mío propio; y por la familia que nos abrió las puertas de su casa y el amor que me brinda cada uno de los seres que conforman esta numerosa y hermosa familia. 


A Dios gracias!
Amen!